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LA ARQUITECTURA FEOCLÁSICA PANAMEÑA

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BAQ 2014
CATEGORÍA TEORÍA HISTORIA Y CRÍTICA DE LA ARQUITECTURA EL URBANISMO Y EL PAISAJE
PANAMÁ
DARIEN MONTAÑEZ

Un fantasma recorre Panamá: el fantasma del Feoclásico. ¿De dónde ha salido esta glorificación del mal gusto, malo por su calidad y por su malignidad, y tan malo que casi raya en lo maravilloso? Este ensayo busca dar un contexto histórico y teórico a la Arquitectura Feoclásica Panameña, que todo buen esnob encuentra tan repulsiva, y cantar loor al Feoclásico como una clara expresión de nuestra cultura y espíritu nacional.

Feoclásico es un portmanteau, una palabra compuesta que designa la degeneración de la arquitectura clásica grecorromana que de pronto nos aqueja, y que culmina una trinidad original-revival-decadencia: Clásico-Neoclásico-Feoclásico.

Existen dos tipos de Feoclásico. El más abundante es el Feoclásico Popular, generalmente anónimo y de pequeña escala, que se utiliza en residencias y parques en todo el país para demostrar riqueza (“Aquí viven profesionales de éxito”) o inspirar a la conmemoración (“I Am a Monument”).

Pero también existe un Alto Feoclásico, grandilocuente y particularmente ofensivo. Es alto por sus pretensiones más refinadas y porque se aplica principalmente en torres de apartamentos de lujo. A diferencia del Feoclásico Popular, este es un Feoclásico de autor, de Arquitecto, así que necesariamente también se llama Alto por su precio.

Más que un fenómeno sin precedentes, la Arquitectura Feoclásica es parte de una secuencia lineal y predecible de estilos arquitectónicos. La historia de la arquitectura occidental puede diagramarse como una onda sinusoide entre rigor y relajo —entre estilos que se apegan a normas estrictas y estilos que las quebrantan— y que se sustituyen en una serie de revoluciones donde cada nuevo estilo rompe con el que lo precede. El Feoclásico, con su profusión de decoración aplicada, sería la reacción natural al ascetismo abstracto del Neomodernismo de años pasados, y está destinado a ser sustituido por rigores más extremos en el futuro.

Como América se conquistó a inicios del siglo xvi, la primera arquitectura con a mayúscula de nuestro continente fue de estilo Barroco, rica pero rigurosamente ornamentada. Este estilo, católico y de la contrarreforma, usaba sus fachadas y retablos profusamente decorados como herramientas evangelizadoras que expresaban la gloria de Dios y de la Iglesia. El Barroco de Indias es un estilo mestizo basado en la imitación de modelos europeos usando mano de obra local e inevitablemente influenciado por la estética nativa. Estas características desembocan 500 años más tarde en el Feoclásico, que es la apoteosis de lo híbrido, lo imitativo y lo ornamentado.

El Feoclásico es la venganza de la Arquitectura Panameña. Es el regreso, después de 50 años de modernismo, a la manera en que siempre hemos decorado nuestras construcciones: cargándolas de ornamentos eclécticos aplicados sin mayores preocupaciones históricas o de autenticidad. Recordemos el Teatro Nacional, joya incuestionada de nuestra arquitectura. Si Gennaro Ruggieri estuviera vivo hoy, seguramente estaría haciendo cosas como el Hospital del Niño. La Arquitectura Feoclásica Panameña es nuestra y debemos amarla, respetarla y defenderla como símbolo sagrado de nuestra nación.

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